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domingo, 3 de octubre de 2010

Furia y tempestad

Caen chuzos de punta, apenas puedo desentrañar dónde está mi acebo, o mi prunus... tampoco veo el granado ni el limonero... la lluvia lo cubre todo y la niebla me enseña un cielo gris, enmarañado, que parece tocar mi cabeza, como si se hubiera desplomado desde lo más alto.

Colón describe una tormenta en el mar, en su búsqueda de qué se yo. Probablemente de sí mismo.
Pasen y lean:

"La tormenta era terrible , y en aquella noche me desmembró los navíos; a cada uno llevó por su cabo sin esperanças salvo de muerte; cada uno d´ellos tenía por cierto que los otros eran perdidos (…) Ochenta y ocho días avía que no me avía dexado espantable tormenta, atanto que no vide el sol ni estrella por mar, que a los navíos tenía yo aviertos, a las velas rotas y perdidas, anclas y xarcias, cables con las barcas y muchos bastimentos, la gente muy enferma (…) Nueve días anduve perdido sin esperanças de vida. Ojos nunca vieron la mar tan alta, fea y hecha espuma (…) Es cielo jamás fue visto tan espantoso. Un día con la noche ardió como forno y assí echava la llama con los rayos, que cada ve mirava yo si me avía llevado los másteles y velas. Venían con tanta furia y espantables que todos creíamos que me avía de fundir los navíos. En todo este tiempo jamás cessó agua del cielo, y no para dezir que llovía, salvo que resegundava otro diluvio. La gente estaba ya tan molida que deseava la muerte para salir de tantos martirios. Los navíos ya avían perdido los vezes las barcas, anclas, cuerdas y estavan abiertos, sin velas;"

Desde niña creo que las tormentas, las de verdad, las desatan las brujas. Siempre estuve convencida de eso y por eso mismo siempre me han dado asustado. Anoche, cuando el viento empezó a batir con fuerza, salí a la ventana y como cuando era niña, culpé a las brujas de la noche terrible que se avecinaba.

Nadie dotado de sentido común puede negar que los elementos obedecen a las órdenes de las brujas, y que ellas pueden enviar a voluntad granizo, lluvia, tempestades, truenos y rayos. Ella, que no es más que una anciana, tira un trozo de pedernal sobre su hombro izquierdo hacia el Oeste, o lanza un poco de arena marina al agua, o moja en agua una escoba y salpica con ella el aire, o excava un hoyo en la tierra y echa agua dentro removiéndola después con un dedo, o hierve pelos de cerdo, o coloca unos palos atravesados en una rivera donde nunca hay una gota de agua, o entierra salvia hasta que está podrida. Y todas estas cosas, las brujas confiesan y los escritores afirman, son medios de los que se valen las brujas para levantar extraordinarias tempestades y lluvias.

Que ustedes disfruten de un domingo desatado, revuelto, extraño.


14 comentarios:

Jujope dijo...

Se hará lo que se pueda, amiga Tasmania. Después del sueño dulce de esta noche (por fin, no es una pesadilla), que pudo no haber sido la pesadilla que fue en realidad, se hará lo que se pueda en este domingo extraño, revuelto, desatado...

Neo... dijo...

Consuélese Tasmania, por que a veces, un día claro y límpio tiene más peligro que una noche de tormenta.

Me ha gustado mucho su entrada.

Un beso.( De corazón )

Nrq dijo...

Las tormentas son de esas cosas que nos quedan en el día a día para entender que la naturaleza está presente y puede condicionarnos cuanto quiera. No me tomen or seguidor de Gore, pero pocas cosas me emocionan más que el mar o, sobre todo, la montaña. Amantes crueles que nos dan paz, pero nos llevan al límite. Las tormentas me hacen sentir, de igual manera, la exigencia de ese amor apasionado en el que no te queda más remedio que adaptarte a lo que ella quiere, como no puede ser de otra manera.

Louella Parsons dijo...

Me emocinan las tormentas, querida Tasmania pero me emociona también el preludio.
Generalmente (al menos en el norte) empieza con un calor picajoso e inusual y poco a poco van llegando nubes siniestras y el ambiente se vuelve de color ámbar y reina una quietud total hasta se empiezan a oír a los lejos los truenos y caen las primeras gotas.

Jo, una maravilla.

Y el miedo mezclado con lo asombroso del espectáculo es impagable.

Louella Parsons dijo...

Impresionante comienzo de tarde otoñal en Asturias.
La borrasca le pilló anoche de lleno a Galicia pero aquí, con la cordillera, nos ha llegado el viento sur seco y caliente.

Está nublado y el viento, que arrecia cada vez más, nos obliga a cerrar puertas y ventanas tras los primeros portazos.

A última hora de la tarde llegará seguramente la lluvia. Mientras tanto, a disfrutar de este viento templado y nostálgico que vuelve todos los años a mover los castaños centenarios para tirar las castañas al suelo para que podamos recogerlas.

Por eso aquí lo llaman viento de castañas.

Artanis dijo...

“En un mundo en el que prima el deseo y en el que las pasiones dominan de modo violento parece que las personalidades deben ser de una fuerza superior a la normal. Y, en efecto, puede decirse que, en general, los magos y hechiceros, las magas y hechiceras son siempre personalidades fuertes. Lo mismo cuando floreció Simón El Mago, que cuando en el S. XVIII el Conde de Cagliostro tenía seducida a la corte de Francia. La hechicera antigua también se caracteriza por una hipertrofia de la personalidad: no del talento, ni de la ciencia ni de nada parecido, sino de ciertos rasgos de carácter, de mal carácter, podríamos decir.

Acaso la más espeluznante imagen de ella entre las que nos ha legado la Antigüedad, sea la que dio Lucano en aquella parte de su poema en que cuenta como Sexto Pompeyo, estando en Tesalia, consultó a la ya aludida Erichto. El hombre, en su desesperación, no quiere utilizar los métodos que podríamos llamar ortodoxos de adivinar el porvenir dentro del Paganismo, sino las prácticas salvajes de los magos [...].

Cada personaje tiene su escenario, cada acto su narrador adecuado. Homero envuelve a Circe en el misterio de la lejanía geográfica Eurípides presenta a Medea como vengadora de una ofensa. Lucano coloca a Erichto en el mundo diabólico de las guerras civiles. Pero las hechiceras comunes y corrientes de la Antigüedad clásica, o las consideradas tales, tienen sus retratistas más expertos en poetas y escritores con intenciones poco épicas: líricos que gustaron de observar las pasiones de los hombres o satíricos que veían con ojos irónicos lo que ocurría en torno a ellos, a causa de aquellas pasiones mismas. Así resulta, en primer término, que ciertos poetas de la Antigüedad son más abundantes en referencia a la Magia erótica y a sus cultivadoras que cualquier otra clase de escritores. Teócrito entre los griegos, Horacio y Ovidio entre los latinos, constituyen grandes autoridades en el tema. Más adelante, también los novelistas y prosistas satíricos como Petronio, Luciano y Apuleyo (cada cual con un punto de vista diferente) se ven atraídos por las figuras de las hechiceras y sus pretendidas acciones.

El mundo de la Magia maléfica [...] es el mundo del deseo, del deseo sin freno puede decirse. Las grandes figuras de hechiceras de la tragedia griega se nos presentan como dominadas por una pasión fiera. [...] Otras mujeres, traicionadas o abandonadas, lo que procuran es recuperar el amor perdido. [...] Pero la figura atractiva de la muchacha enamorada, se convierte a veces en la de la mujer [...]que obra movida por un erotismo exacerbado [...]

Canidia se halla reunida en conciliábulo con Sagana, Veia y Folia de Ariminium y se propone a todo trance reconquistar a Varus o Varo, su antiguo amante, por medio de artes mágicas. Prepara pues, un primer hechizo con sustancias de carácter maléfico, tales como la higuera silvestre arrancada de un sepulcro, el ciprés fúnebre, la sangre de sapo, los huevos y las plumas de la “striga”, las hierbas de Iolcos e Hiberia [...] y los huesos arrebatados a la boca de una perra en ayuno. Después, vendrá la ocasión de usar el hígado y la médula del desdichado niño para hacer un fortísimo brebaje de amor (“poculum amoris”), si otros hechizos no resultan eficaces.

Invoca la hechicera, al empezar, a sus númenes protectores la Luna y Diana, según se ha dicho, y poco después ve lo que ocurre a distancia. El amante se mueve: pero va donde una mujer que ha empleado procedimientos mágicos más refinados que los empleados por ella hasta entonces.”

Julio Caro Baroja
“Las Brujas Y Su Mundo”
Pág. 51-55
Libro De Bolsillo Alianza Editorial, nº 12

Nunca se sabe en qué piensan las brujas, Dña Tasmania. Puede que solo quieran jugar con el clima y es el corazón el que acaba envuelto en una gozosa tormenta.

Dedicado a D. NRQ, quién a las 12:33 hrs. se ha rendido a ojos vista ante un objetivo humano al que nosotros desconocemos. Desconocemos también, si con brujería de por medio o con plena libertad de espíritu.

Artanis dijo...

Parece que Blogger sigue loco. Lo lamento si mi comentario sale repetido.

Y, si desaparece, reincidiré más tarde...

Artanis dijo...

Intentona por si se ha comido mi comentario... En tres partes, porque los breves paece que sí los publica...

Si hay repetición, prometo borrar.

I. “En un mundo en el que prima el deseo y en el que las pasiones dominan de modo violento parece que las personalidades deben ser de una fuerza superior a la normal. Y, en efecto, puede decirse que, en general, los magos y hechiceros, las magas y hechiceras son siempre personalidades fuertes. Lo mismo cuando floreció Simón El Mago, que cuando en el S. XVIII el Conde de Cagliostro tenía seducida a la corte de Francia. La hechicera antigua también se caracteriza por una hipertrofia de la personalidad: no del talento, ni de la ciencia ni de nada parecido, sino de ciertos rasgos de carácter, de mal carácter, podríamos decir.

Acaso la más espeluznante imagen de ella entre las que nos ha legado la Antigüedad, sea la que dio Lucano en aquella parte de su poema en que cuenta como Sexto Pompeyo, estando en Tesalia, consultó a la ya aludida Erichto. El hombre, en su desesperación, no quiere utilizar los métodos que podríamos llamar ortodoxos de adivinar el porvenir dentro del Paganismo, sino las prácticas salvajes de los magos [...].

Artanis dijo...

II. Cada personaje tiene su escenario, cada acto su narrador adecuado. Homero envuelve a Circe en el misterio de la lejanía geográfica Eurípides presenta a Medea como vengadora de una ofensa. Lucano coloca a Erichto en el mundo diabólico de las guerras civiles. Pero las hechiceras comunes y corrientes de la Antigüedad clásica, o las consideradas tales, tienen sus retratistas más expertos en poetas y escritores con intenciones poco épicas: líricos que gustaron de observar las pasiones de los hombres o satíricos que veían con ojos irónicos lo que ocurría en torno a ellos, a causa de aquellas pasiones mismas. Así resulta, en primer término, que ciertos poetas de la Antigüedad son más abundantes en referencia a la Magia erótica y a sus cultivadoras que cualquier otra clase de escritores. Teócrito entre los griegos, Horacio y Ovidio entre los latinos, constituyen grandes autoridades en el tema. Más adelante, también los novelistas y prosistas satíricos como Petronio, Luciano y Apuleyo (cada cual con un punto de vista diferente) se ven atraídos por las figuras de las hechiceras y sus pretendidas acciones.

El mundo de la Magia maléfica [...] es el mundo del deseo, del deseo sin freno puede decirse. Las grandes figuras de hechiceras de la tragedia griega se nos presentan como dominadas por una pasión fiera. [...] Otras mujeres, traicionadas o abandonadas, lo que procuran es recuperar el amor perdido. [...] Pero la figura atractiva de la muchacha enamorada, se convierte a veces en la de la mujer [...]que obra movida por un erotismo exacerbado [...]

Canidia se halla reunida en conciliábulo con Sagana, Veia y Folia de Ariminium y se propone a todo trance reconquistar a Varus o Varo, su antiguo amante, por medio de artes mágicas. Prepara pues, un primer hechizo con sustancias de carácter maléfico, tales como la higuera silvestre arrancada de un sepulcro, el ciprés fúnebre, la sangre de sapo, los huevos y las plumas de la “striga”, las hierbas de Iolcos e Hiberia [...] y los huesos arrebatados a la boca de una perra en ayuno. Después, vendrá la ocasión de usar el hígado y la médula del desdichado niño para hacer un fortísimo brebaje de amor (“poculum amoris”), si otros hechizos no resultan eficaces.

Artanis dijo...

III. Invoca la hechicera, al empezar, a sus númenes protectores la Luna y Diana, según se ha dicho, y poco después ve lo que ocurre a distancia. El amante se mueve: pero va donde una mujer que ha empleado procedimientos mágicos más refinados que los empleados por ella hasta entonces.”

Julio Caro Baroja
“Las Brujas Y Su Mundo”
Pág. 51-55
Libro De Bolsillo Alianza Editorial, nº 12

Nunca se sabe en qué piensan las brujas, Dña Tasmania. Puede que solo quieran jugar con el clima y es el corazón el que acaba envuelto en una gozosa tormenta.

Dedicado a D. NRQ, quién a las 12:33 hrs. se ha rendido a ojos vista ante un objetivo humano al que nosotros desconocemos. Desconocemos también, si con brujería de por medio o con plena libertad de espíritu.

Nrq dijo...

Gracias Artanis. Por la dedicatoria, por el texto y por traer una base de mis recuerdos como son los libros de Alianza

Tasmania dijo...

Pues la tormenta, en su apogeo, me ha levantado la bugambilla en Milfontes.

Toda la cara oeste de la casa ha quedado desnuda y ¡cualquiera sale a recogerla! Ahí se quedará hasta que las brujas decidan aplacar la ira del cielo.

Y hablando de encantamientos, pasión y lluvia... cosa de brujas ha sido como me ha quedado la carne ao caldeiro que he preparado.

Artanis dijo...

D. NRQ... gracias por ratificarme en que he acertado en mi percepción...

Jujope dijo...

Es así, tal como lo ha pintado Nrq a las 12:33. Y aunque parezca una discriminación biológica de la génera sobre el género (lo de ser "amante cruel" es como hablar de "maltrato psíquico"), no compensa el tormento de la tormenta. Ya sé: habrá quien diga que es épico, hípico, lírico y guay. Pero urge avisar a los navegantes de tan salvaje descompensación, como siempre hicieron los clásicos. Que se lo preguntaran, si no, al pobre Nietzsche.