Sí señor; pues a la izquierda, entre los avanzados
No, señor; pues a la derecha, entre los retrógrados
¿Se atrevería usted a subir en un globo y a lanzarse al aire en un aeroplano?
Sí señor. Pues a la izquierda
No señor; pues a la derecha, entre los reaccionarios en la conquista del aire.
¿Son ustedes vegetarianos o necrófagos, comedores de carnes muertas?
Los vegetarianos a la cabeza, entre los demagogos de todas clases: los necrófagos, tradicionalistas del canibalismo, a la cola con todos los reaccionarios y con cuantos comercian y guisan con carnes muertas.
Veamos, las corridas de toros. Los abolicionistas de esta diversión a la izquierda, en las avanzadas del progreso. Los partidarios de la diversión que perpetúa la barbarie del circo romano , a la derecha, con las sombrías oscuridades del pasado.
¿Usted fuma? No, señor, estoy con los demagogos de la higiene y de la cultura. Los fumadores que perpetúan costumbres de los pueblos salvajes merecen estar envueltos en las tinieblas del oscurantismo y del humo de su propio cigarro.
¿Es usted abstemio o borracho?
Soy abstemio, no pruebo el vino. A la casilla de la izquierda, con los hombres del porvenir.
Yo gusto de las pítimas, papalinas, curdas... Basta, no siga usted barbarizando. A la cola, con los reaccionarios de todas clases aunque presuma de más liberal que Riego.
¿Es usted virtuoso o vicioso en cualquiera de las infinitas formas de la virtud y del vicio?
Los virtuosos a la izquierda, al frente de todos los avanzados y demagogos. Los viciosos a la cola, entre los retrógrados, al montón de todos los detritus que la humanidad va dejando en su camino entre ayes de dolor y regueros de sangre.
3 comentarios:
Lo verdaderamente adacadabrante de todo, mi querida Tasmania (aprovecho para decir que me encantó tu plácida invocación a la buena mesa y mantel, de ayer) es que, siendo irrefutable el planteamiento teórico de la dicotomía expuesta, justamente es todo lo contrario de lo que se sugiere, lo que los progres practican ávidamente y de forma escatológica, entre los resquicios de su insaciable inmoralidad. Que les ocupa la mayor parte del día y de la noche. La hipocresía y el cinismo distinguen a la progresía.
Nota aclaratoria: lo de "adacadabrante" no es baladí, en este caso. Es palabro usado por los cabalistas judíos, para atraer a neoconversos a las proximidades del demonio.
La libertad individual sigue cercenándose y, si antes lo rojos no usaban sombrero, ahora, los de derechas, fuman. Y beben Y fornican. La amenaza de cierre, por las últimas directivas antitabaco, de los clubs de fumadores, es la antesala de cualquier otra censura. Aquello de "lo que me alimenta, me mata" se ha convertido en un lema prohibido, execrado de toda enseñanza. Fuera el Rioja y el Ribeiro; fuera la aspirina... ¿no es natural la cefalea?; los transgénicos son creaciones del perverso Capitalismo, que solo quiere producir más y más rápido... ¿estudios serios acerca de que tal o cual transgénico sea indefectiblemente perjudicial? ¿no lo serán todos? La carne roja, más de 4 huevos a la semana, la leche que sabe a leche...
Imagínense, que horror, morir a los 85 con el colesterol alto... ¿a quién se le ocurre?
La pertenencia seguidista a una ideología genera comportamientos totalmente desnaturalizados. Los progresistas se creen obligados a difundir públicamente su posicionamiento a la vanguardia de todo. Si no es así no parecen buscar el progreso y estar fuera de él les genera mala conciencia. Los conservadores buscan lo respetuoso, lo silencioso lo no arriesgado. Pero no crean que el progresismo arriesga mucho.
No obstante y, paradójicamente, el progresismo, una vez logrado el objetivo, se vuelve conservador. Morris West lo explicaba muy bien en Las Sandalias del Pescador cuando le preguntaban al cardenal Lakota qué tal era vivir en un país progresista; "El comunismo en Rusia es muy conservador, no se engañen".
Cualquier gobierno que asume una presidencia y no tiene fecha fija de fin, se comporta como cualquier empresa. Empieza en start-up y una vez que tiene el negocio rodando, el core son las operaciones y la innovación o los nuevos productos se quedan como episodios controlados, pero con la diferencia de que en los gobiernos, el chiringuito ya te lo encuentras puesto.
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