Este fin de semana los periódicos han traído dos noticias que me han dejado pensando "venga, en serio". No es un pensamiento muy profundo, pero sí muy concreto
El sábado desayuno con El Mundo que, en su página 15 y bajo el título de sección "políticos bajo sospecha" trae un status de la situación de Francisco Fernández, ex-alcalde de León con el PSOE. Primero decir que el periódico le mete una bofetada poco elegante, no a él, sino a la superación al hablar de una jubilación de lujo para alguien que no tiene más formación que auxiliar administrativo. Feo; auxiliar administrativo o no, todo el mundo tiene que tener la legitimidad de morir el más rico del cementerio siempre y cuando sus vías para conseguirlo hayan sido también legítimas. Pero claro, hablamos de un alcalde de León y ser alcalde no debe dar para acabar podrido de dinero. Bloomberg, seguro, que no gana tanto como alcalde que como CEO de Bloomberg y eso que, creo, cobra $1 al año porque lo de rico ya lo traía de casa.

Pero el señor Fernández, Paco para los amigos y un mote relacionado con su antiguo desempeño como profesor de tenis para los que no son tanto, comparece ante los medios de comunicación para decir que deja la política, que se va, tras haberse desvelado un crédito de 815.000 euros más una jubilación jugosa y se presenta como (literal) "Víctima de ese poder económico, mediático y político" que ha buscado hundirle porque no se arrodilla ante ellos. Se dice perseguido por su prejubilación que califica de "legal como la del resto de compañeros". Y, bien, aquí es dónde debemos apretar al botón de pause y realizar ciertas consideraciones. Una jubilación así es legal porque uno, desde un posicionamiento ejecutivo, decide que sea así. Yo, si tengo el respaldo suficiente de la cámara para aprobar una ley que impida a los coches blancos circular en días pares, puedo hacer incluso que los violadores de la ley tengan multas millonarias. ¿Es legal? claro que es legal, hay una ley que lo respalda. Si el Señor Fernández sanciona un texto en el que diga que su jubilación puede dejar pagada la luz de sus hijos y nietos, legal es. Ético... no tanto. Y no lo es porque un político no debería tener más facilidades con origen el cargo que aquellas que se disfrutan durante su tenencia. Es decir; una vez que el electorado, los votos, la gente ha decidido que no sigas, no sigues para nada. Y es ésta la única premisa legal que debería prevalecer; cero ingresos del presupuesto o de la riqueza generada por gasto presupuestario una vez abandonado un cargo público. Lo de el resto de compañeros en plan no soy yo solo ya es como de patio de colegio, pero con matiz y enunciación progresista. Aquí sólo recordar que el señor Fernández añadió ser nieto de represaliados y que eso le hizo aprender de muy joven de justicia y solidaridad.
Estos argumentos de causalidad harían que Descartes fuera a llorar desconsolado a casa de Hume.
Y luego está la otra historia que trajo ayer domingo El País, la de Javier Escribano, diputado gallego del PP que recibe un Porsche de un empresario, lo pone a nombre de un familiar y lo vende. No contento ya con esto, tenemos grabaciones de la policía en las que el señor Escribano arregla actuaciones, cierran comisiones... y lo siento por Ms Taz o el cartoon, como le llama Mr Artanis, porque comparten territorialidad, pero después de lo que ha pasado con Camps... Va, en serio, ¿puede haber alguien tan incapaz como para meterse en un lío como éste después de lo de Correa? y eso que lo de la Gurtel salta ¡por unos trajes!.
Parece ser que Escribano no es trigo limpio e iba a pecar pasara lo que pasara, pero, supuesto que fuera buena persona, no ha elegido el mejor momento. Si al final esto es como las dietas. Todo el que haya querido adelgazar, o al menos no engordar, sabe qué debe y qué no pude comer. Por las mismas todo político sabe que maletines, jamones, coches... regular. Y ahora el señor Escribano dice que se retira de la política "para defenderse como cualquier gallego". Querido Javier, no creo que cualquier gallego esté pendiente de una investigación. Es más, creo que sois minoría.