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viernes, 9 de julio de 2010

La espiral del silencio de Neumann

Escuchaba la radio el otro día y una comentarista recordaba la teoría de Elisabeth Noelle-Neuman conocida como “la espiral del silencio”. Hacía tiempo que no recordaba a esta autora y aunque su teoría es una pieza fundamental al ponderar estados de opinión, no la he recordado a lo largo de estos años, ni siquiera cuando lo hago en mis trabajos, utilizando su espiral del silencio.

Noell-Neuman concluye que el deseo de evitar el aislamiento en la sociedad es un hecho latente que afecta a todos por igual y que determina y explica muchos procesos sociales. Neuman asegura que la opinión pública afecta a todos los miembros de la sociedad y ejerce presión sobre el individuo ante la posiblidad de quedar socialmente aislado.

En efecto, la sociedad constituye el verdadero entorno donde desarrollamos nuestras vidas y por eso buscamos una situación de privilegio, queremos sentirnos afortunados porque pertenecemos a un grupo poderoso o influyente. De este modo tendemos a subirnos al “carro ganador” y este efecto determina en muchas ocasiones la victoria de un determinado partido político en unas elecciones.

Pero hay una segunda opción. El silencio. El miedo al aislamiento pone en marcha esta hipótesis. Si no quieres unirte al pelotón ganador siempre puedes optar por el silencio. No comparto mi opinión públicamente porque quiero ser tolerado y reconocido por los demás, también por los que se suben al carro ganador. Es el voto oculto y también el voto cautivo.


Se entiende, así, que las corrientes de opinión dominantes o percibidas como vencedoras generan un efecto de atracción que incrementa su fuerza final. Los movimientos de adhesión a las grandes corrientes son un acto reflejo del sentimiento protector que confiere la mayoría y el rechazo al aislamiento, el silencio y la exclusión.

Por eso los políticos se fijan tanto en el detalle demoscópico respecto a quién cree el encuestado que ganará unas elecciones. Esa bolsa, aún inflada, motiva el voto a la mayoría y desmoviliza el voto a quien queda fuera de ella.

Por eso, el domingo anterior a las elecciones, los periódicos publican encuestas que otorgan la mayoría a X, muchas -demasiadas veces- cocinadas, porque en realidad no es la verdadera opinión de la mayoría sino el candidato de la empresa periodística.

Dice Noelle-Neumann, o decía porque falleció en marzo de este mismo año, que el papel de los MMCC es significativo en la medida en que sus valores de agenda y su papel habilitador de la presencia o protagonismo contribuye a la percepción social de los climas de opinión mayoritarios o políticamente correctos.

Ciertamente, el papel de los medios cobra una mayor importancia que la determinada por los sociólogos norteamericanos de los 50 y 60, donde se establecía el "efecto limitado" Es cierto, a mi juicio, que los medios a través de sus contenidos, contribuyen a crear el espacio público de debate y, con ello, el marco en el que se desarrolla la opinión pública. Igualmente, los silencios de los medios, sus ocultaciones de la realidad, llevan consigo la salida de escena de aquellos valores y protagonistas que han perdido huella publicada o emitida.

La brillantez de Noelle-Neumann ha sido maculada por su pasado nazi. Esta periodista y socióloga, berlinesa de nacimiento, trabajó a las órdenes de Goebbels en el periódico Das Reich de 1940 a 1942 y de ello se aprovecharon sus críticos. Las revelaciones del profesor de la American University Christopher Simpson en un artículo publicado en el Journal of Communication en el 96, fueron especialmente demoledoras. En ellas Simpson relacionaba la teroría de la espiral de silencio con la juventud filo-nazi de la autora.

Con pasado nazi o no Neumann fue asesora de referencia de cancilleres demócrata-cristianos. Helmut Kohl, Adenauer... hasta la propia Angela Merkel pusieron en manos del Institut für Demoskopie (fundado por Neumann y su marido) los estudios de opinión y de márketing político sobre los que fijaron parte de sus estrategias de campaña.

"La dama de las encuestas" como se la conoció durante largo tiempo, concluyó con precisión y eficacia hasta qué punto los individuos tendemos a ocultar nuestra opinión si pensamos que la mayoría de la gente alberga un parecer contrario al nuestro. Y de esta conclusión extraemos otras muchas respecto a cómo indagar con precisión en la abstracción de la opinión pública.




5 comentarios:

Artanis dijo...

Tras llenar este hueco en mi culturización -uno de mis muchos-, hecho que agradezco a Dña. Tasmania y al empuje de este blog, tan solo puedo decir que el rastro que ha dejado en mí el apunte de hoy, hace algo más que derivarme hacia la reflexión de qué resortes se pulsan en nuestra personalidad para acomodarnos al carro del vencedor o para que las líneas de cebra de nuestros lomos sean blanco-negro-blanco-negro en vez de negro-blanco-negro-blanco, como decía el chiste.

A veces no hay diferencia, como en ese chiste. Otras la hay, por supuesto y el pánico al aislamiento, a ser diferente, a ser señalado por las calles, nos da el impulso necesario para el salto al pozo gregario, fosa común -tantas veces- de los más nobles impulsos.

Pero decía que el resto, el poso, el añadido que ha dejado en mí el comentario de la impetuosa Doña, tan bien reflejada en su avatar, es el del peso del pasado. El error que marca nuestro designio en la sociedad. Tal como lo explica Dña. Tasmania, Neuman fue "rescatada" por distintos servidores del Estado. Von Braun masacró en Londres con sus hijas, las V2, y ayudó a forjar el sueño de Kennedydecíamosayer, de alcanzar la Luna. Leni Riefenstahl * es hoy ensalzada como artista a pesar de haber rodado ad maiorem gloriam de aquel que se decía que su pene había resultado mordido por una cabra en su infancia (Hitler ésto y Franco monorquídeo... no sé que le pasa a los dictadores con el (su) sexo...)


¿Quién puede sobrevivir a su propio pasado? ¿Quién aprende a regenerar su propio tejido, ocultando su cicatriz? ¿Quién puede haber hozado en el Horror y presentar una mano de cartas, en su conocimiento, su arte, su ingenio, que le valgan una tabula rasa?

Perdonen la mala imitación de Albiac...


* Me dije que no iba a mencionar nada que tuviera que ver con el Cine. No he cumplido. Voy a suicidarme a golpe de vuvucela king-size...

Tasmania dijo...

Mi querido FredyLove...qué resortes se pulsan en nuestra personalidad para acomodarnos... o para no hacerlo, querido. O mejor dicho, para callarlo.

Al final es una farsa. Yo te digo quién soy pero no soy esa. Yo te digo que voto X pero en realidad voto Y. Blanco negro o negro blanco.. ¿y qué importa?

Se navega bien a la luz del cinematógrafo querido... voy a echar una línea a ver si pesco algo.

Louella Parsons dijo...

Muy interesantes reflexiones sobre los comportamientos del grupo y del ciudadano, querida TASMANIA.

El otro día le decía a un amigo que había leído en algún sitio un artículo interesante sobre el gregarismo y las conductas de imitación. Decía el autor que somos, soy, 95% imitación, mimetismo y 5% pensamiento propio y personalidad. Que el libre albedrío es una quimera y el hombre ilustrado capaz de dirigirse a sí mismo es más una aspiración que una realidad.
Y que en cualquier proceso de toma de decisiones, en una situación de duda, de urgencia, la acción que realizan los que tenemos alrededor va a condicionar nuestra respuesta. Las personas tendemos a ver un comportamiento como correcto cuando vemos que hay mucha gente comportándose igual.

En el País Vasco siempre decimos que los que no osan hablar terminan no osando pensar y pasan a ser parte de la opresión a los que aún no se resignan a callar.

Tasmania dijo...

Guau Louella, ese último párrafo es... increíble, denso...hasta salirse por las costuras.

Inteligente y sabio.

Anónimo dijo...

Bonjour, c'est vraiment intéressant, merci bitacoradilcanto.blogspot.ru