Como hoy es sábado, toca tema ligero... ¿o puede que no lo sea tanto?
¿Se imaginan por un momento que el Barça o el Real Madrid fueran comprados por un grupo mercantil y decidieran trasladar el equipo, cambiando o no de nombre, a Albacete o a Santander? ¿o incluso a Luxemburgo o Ginebra?
En el año 1958 dos equipos de baseball muy ligados a sus ciudades, uno de ellos de hecho a un barrio, fueron trasladados a la todopoderosa California. Los New York Giants se movieron a San Francisco, dejando un espacio en NY que luego ocuparían los Mets, apropiándose incluso del logo. El otro equipo fue los Brooklyn Dodgers, el equipo de barrio por excelencia, el eterno rival de los Giants (irónico, ¿verdad?), el primer equipo que admitió un negro jugar en las ligas mayores, el equipo del "wait till next year" (el Atlético de Madrid no ha inventado nada nuevo)... pues bien, fue comprado por un empresario inmobiliario y se lo llevó a Los Angeles. Hoy en día, pasear con una gorra azul claro, con la "B" en el frontal, es un acto de nostalgia individual con más fuerza que un primero de mayo en masa. Como no pudo ser de otra manera el estadio Ebbets Field acabó siendo un complejo de edificios del que sólo se mantiene el nombre.
Como dato anecdótico decirles que ese año de 1958, el partido inaugural de la liga enfrentó a estos dos equipos trasladados a la Costa Oeste.
Y así es como años de historia, de pasión, de fiebre, de esperanzas, victorias y frustraciones pasan de un plumazo al olvido, lugar en el que su antesala se llama leyenda y al que sólo acuden aquellos nostálgicos que desean visitarla para revivir una época que ha quedado congelada.
Es muy ñoña, pero hay una escena de "El club de los poetas muertos" en la que Robin Williams lleva a los alumnos a ver las fotos de las glorias de colegio. La escena nos muestra primeros planos de fotos en ByN de los equipos de football, remo o atletismo, todos jóvenes, llenos de energía y, como dice Williams, criando malvas quedando, únicamente, un momento congelado.
Pero no se extrañen. Comprar y vender equipos, moviéndolos de ciudad en ciudad es una práctica habitual en el deporte americano por la que han pasado los Houston Oilers, siendo ahora los Tennessee Titans, los Seattle Supersonics que actualmente son los Oklahoma City Thunder o los Detroit Gems, que en el '47 pasaron a ser los Minneapolis Lakers y desde el '60... O lo que ocurrió con los Anaheim Ducks, un equipo de hockey fundado a la sombra de una película de la Disney que, en poco más de diez años desde su fundación, ya había ganado una Stanley Cup.
¿Se imaginan? Llega un presidente de una sociedad con dinero suficiente y decide comprar un equipo de los grandes de nuestra liga de fútbol y trasladarlo a una ciudad en la que no haya un equipo potente, pero que tenga muchas posibilidades de desarrollo. Con el dinero, la publicidad, los medios y todo lo que orbita alrededor del deporte... el Chelsea no era nada hace 15 años y actualmente vivimos una revolución en el seno del Manchester City en base a dinero árabe.
MIren si no; El Bulli no sólo es El Bulli. Es también todo lo que El Bulli ha generado alrededor de Roses, de Girona y de España. Hay enfrente del puerto de Roses un restaurante que se llama La Sirena que deberían probar. Pescaderías, carnicerías, hoteles, y otros restaurantes reconocidos como Ruscalleda o Can Roca. O la explosión que tener a Adriá ha generado en el resto de España, con sus Ronceros, Santamarías, Arolas y polémicas... España se ha convertido en una meca gastronómica más allá de la paella y los callos.
¿Creen de verdad que después de ganar la Eurocopa o el Campeonato del Mundo no hay una mina debajo de la Liga Nacional de Fútbol?
La suerte que tienen Barça y Madrid, o al menos sus aficionados, junto el Athletic y el Osasuna, es que no son SAD, sus acciones no están en venta y no pueden cambiar de manos. Alguien debió olerse la tostada y decidió bloquear aquello que era más representativo en la liga. Otro punto en contra es que nuestra tradición hace que la mayor parte de los equipos lleven el nombre de la ciudad, aunque un Osasuna, un Espanyol, un Celta o un Deportivo... y ya hemos visto que lo de cambiar de nombre no es tan problemático.
Pero la parte más dura de roer es, aunque no guste nombrarla, la ligazón política. Acabamos de ver cómo antes de nada ya se insistía en no asociar la victoria de España en la Copa del Mundo con ninguna actitud concreta, pero los mismos telediarios que cantaban una victoria de todos los españoles, mandaban a los reporteros a la calle a preguntar a la ciudadanía qué tal lo veían. Vergonzoso a la par que inteligente lo de Fernández de la Vega espetando al PP que estos no querían la victoria de España. El movimiento magistral está en que, en vez de utilizar la victoria políticamente, se denuncia la actitud del contrario ante una potencial derrota. Esta ligazón política en la victoria no nos lleva a días de vino y rosas, sino a los de pan y circo, pero es lo que tenemos por hemiciclo.
Creo que es difícil la labor mediática de introducir y acostumbrar a una población como la española en operaciones mercantiles de este tipo. Escocería tanto como si al Gran Poder se lo llevaran a Huelva, pero también creo que ciertos mitos acabarán cayendo. Por lo pronto veo el Bernabéu muy cerca de acabar como el Ebbets Field.
sábado, 24 de julio de 2010
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3 comentarios:
Con todo -amigo NRQ- sigo pensando que lo peor del PP es su incapacidad manifiesta para saberle dar la vuelta a la astracanada política representada por De la Vogue. A ver. Cierro los ojos y me viene a la mente la carita de haba de Soraya, cada vez que ViceVogue le espeta (con algún esputo dialéctico), cualquier majadería.
Es así de simple. Un agregado de una embajada importante nos comentó a un grupo de profesores universitarios en un curso de comunicación que "en política...¡viva la Virgen!, vale todo, cuanto más ofensivo mejor". Dejar al contrario en pañales, aunque sea a costa de insinuaciones malévolas, como hace De la Vogue es lo suyo. Pero lo que tiene inri es que el PP no haya sido capaz de aprovechar la tesitura para decir algo tan simple como que la tal verdulera de alto copete lo que hacía era constatar con boutade que ellos -gobiernodespaña- sí que han untilizado el Mundial para transmitir entusiasmo político a su favor. Lo cual no deja de ser una inmoralidad más.
Porque, no desenfoquemos el asunto. Se ha tratado de una victoria futbolística nada más. No de una manifestación en la plaza de Oriente, como, por desgracia y por torpeza, han querido ver muchos de la derecha. Ha triunfado "la roja", es decir, "la horda roja", aireada hasta la náusea por TVE y por todos los acólitos sociatas. Que, en realidad, la victoria de la Selección haya sido importante, pues sí, claro está... Como si se tratara de que el Betis subiera a Primera, pero a un nivel astronómico. Los españoles ganan mucho el Roland Garros francés y eso no significa que Sarkozy sea una figura política devaluada por los odiados jugadores ibéricos.
Aquí se ha confundido aviesamente el culo con las témporas, cuando, lo que estaba en juego era una monumental campaña mediática y de propaganda política a favor de Zapatero, que finalmente fue librada a su favor. Hasta el punto de hacer olvidar el tema económico y la nefasta presidencia española en la UE.
Pero es que todos los tontos tienen suerte, ¡qué caray! La suficiente como para que una vieja astuta como Maritere se lo haga saber a quien no podía obtener de la hazaña ningún rédito electoral.
Efectivamente, siempre queda la tentación de politizar un acontecimiento deportivo nacional o de tercera regional.
El caso más cercano, evidente y representativo que conozco es el del Athletic de Bilbao, una institución a través de la cual, el nacionalismo vasco ha extendido su ideología valiéndose de las emociones.
Garaikoetxea decía que controlar el Athletic era más importante que controlar el Gobierno Vasco. Y qué razón tenía. Y esto es más que pan y circo, querido NRQ.
Un amigo mío dice que si consigues que la gente asocie el himno del Athletic con el euskogudari (himno del País Vasco desde hace un cuarto de hora) y la ikurriña ya tienes a miles de personas socializando bajo esos símbolos. Y el símbolo es capaz de alistar a miles de personas para la causa sin pasar por el pensamiento. El idiota que canta el himno del Athletic, luego el euskogudari y sujeta una ikurriña luego gritará amnistia osoa por la misma razón integradora. Ha perdido la voluntad en el proceso. Y de estos tipos, no saben bien a cuántos conozco.
Pero volviendo al asunto que nos trae Nrq, es interesante observar y analizar la explotación que de un acontecimiento o una imagen se puede llegar a hacer.
Desde que las Olimpiadas de Barcelona pusieron a España en el mapa internacional nuestro país no ha perdido la oportunidad de buscar filones….el fútbol, el Bulli, la Copa América, circuitos de motos, fórmula 1….y también, por supuesto, El Camino de Santiago.
Pero más allá de la utilización política de acontecimientos deportivos, ha quedado demostrado que la aparición de héroes nacionales como Nadal, Gasol, Fernando Alonso, Casillas, Iniesta…… ha despertado un sentimiento patriótico y de unión entre los españoles que deberíamos agarrar fuerte. Esto sí que es una mina para la fortaleza de España.
(Yo firmo por ver San Mamés como un parque para jubilados.)
”El Bulli no sólo es El Bulli. Es también todo lo que El Bulli ha generado alrededor de Roses, de Girona y de España. Hay enfrente del puerto de Roses un restaurante que se llama La Sirena que deberían probar. Pescaderías, carnicerías, hoteles, y otros restaurantes reconocidos como Ruscalleda o Can Roca. O la explosión que tener a Adriá ha generado en el resto de España, con sus Ronceros, Santamarías, Arolas y polémicas... España se ha convertido en una meca gastronómica más allá de la paella y los callos.
¿Creen de verdad que después de ganar la Eurocopa o el Campeonato del Mundo no hay una mina debajo de la Liga Nacional de Fútbol?”
La entrada de D. Nrq da para muchas conversaciones, pero es pronto para invitarles a un gin-tonic, así que (en vista de lo bien que han glosado Uds. la vertiente política) me quedo con ésta –y una taza de té-: la gestión del talento. O, mejor dicho, el talento oculto que, gracias a que algo / alguien hace de punta de lanza, logra salir a la luz. Cuánto trabajo bien hecho permanece desconocido, bien por falta de iniciativa propia (ya habrán comprobado lo importante que es ‘saber venderse’, que hasta se enseña en los Master más reputados de las Escuelas de Negocio), bien por falta de oportunidad (que no digo que haya que esperarla como maná caído del cielo, también hay que buscarla, pero a veces, sencillamente no llega).
A la luz de Ferrán Adrià y del revuelo que su cocina ha originado, en los últimos años se ha producido un despliegue de conocimiento gastronómico verdaderamente significativo. Hoy, hablar de cocina es habitual en muchas conversaciones, hay canales de tv dedicados en exclusiva, multitud de publicaciones de gran calidad (hay libros que enamoran) y, en mi opinión, ha subido el nivel de conocimiento de manera general. Es más: ser cocinero ya no es un empleo de tercera, se mira con otros ojos (aunque Adriàs haya tan pocos como Messis). Evidentemente, esto no lo ha hecho sólo elBulli, al que se estima que habrán acudido únicamente 100.000 personas en los 25 años que lleva abierto, pero sí que ha contribuido de manera decisiva a la difusión, sobre todo a nivel mundial, de la amplísima y rica cultura gastronómica española, en su caso enriquecida con multitud de influencias derivadas de distintos países y del enorme trabajo de investigación que llevan a cabo durante los 6 meses al año que no abren al público. El camino lo abrieron los clásicos (Arzak, Arbelaitz, Subijana, incluso Berasategui) que empezaron a replantearse la manera de hacer las cosas (el oficio de preguntar, Dª Tasmania, como decíamos con Sócrates. O el arte de preguntarse) pero Adrià y su inseparable Soler supieron ponernos en el mapa gastronómico mundial, donde desde el origen de los tiempos sólo había reinado Francia.
Por elBulli han pasado muchos talentos, que han utilizado sus stages para aprender y en muchos casos lanzarse luego por sí mismos a la aventura de ‘montárselo por su cuenta’. ¿Cuántos directivos de la empresa privada fomentan el desarrollo real de talentos en sus equipos, y les ayudan a despegar hacia otros horizontes, cuando ya no les queda nada que ofrecer? Por favor, no se amontonen en la respuesta: Ninguno. O muy pocos. Los hay incluso que frenan la salida de sus colaboradores porque les obliga al esfuerzo de buscar a otro para que les resuelva la papeleta. Y es que, mientras nos guiemos por las luces cortas de la táctica frente a la estrategia, el cortoplacismo y la falta de miras frente a la visión a medio / largo plazo, y la seguridad frente al riesgo (o mejor dicho, el valor) no llegaremos muy lejos. elBulli pasó 12 años muy duros en los que casi no llegaba a fin de mes. Pero persistieron en lo que creían, y hoy son una referencia mundial. Extrapolen.
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